Era evidente que cada día la rosa había ido tomando forma, hasta hacerse cada vez más real.
Rozó con la yema de su dedo una de aquellas espinas, ahora con cuidado de no hacerse daño. Aspiró profundamente la fragancia de aquella flor, hasta embriagarse.. Estaba emocionada, conmovida con su creación. Aquella tarde la depositó en un jarrón con agua, no podía dejar de mirarla, de tomarla con cuidado, aspirar su perfume, volverla a posar y volver a mirarla. Y así, dejó su tarea diaria y no volvió a dibujarla, convencida de que no hacía falta seguir practicando. Pero, en el tiempo que tarda una flor en marchitarse, aquella rosa salida del lápiz de Almu perdió también su lozanía.La flor se había estropeado y su dueña quedó confusa y triste. Unos días después tomó lápiz y papel y comenzó a dibujar otra vez, a dibujar la misma rosa de siempre. No sucedió nada enseguida, pasó el tiempo, casi un par de años, cuando el dibujo fue hallando dimensión otra vez. Comenzó a resaltar en el folio y a tomar forma fuera de él. Al final, se conformaba en los delicados dedos de la artista. Se embriagó de nuevo en ella, renovando su ilusión. La puso, otra vez, en un precioso jarrón con agua. Y siguió dibujando su rosa todos los días, con el anhelo de ver hasta donde podría llegar en la perfección de sus trazos, todos los días hasta el último. Y la flor ya nunca se marchitó y le acompañó hasta el final de su vida, alegrando y perfumando la habitación. Y dicen (¡qué demonios dicen, yo lo sé!) que en la tumba de aquella artista nunca faltó una flor fresca y fragante, cada día. Nadie supo quién renovaba aquella ofrenda ni porqué. Cierto es que, hasta donde yo sé,siempre tuvo una rosa en su último descanso. Aquel día cuando la sangre que brotaba de su dedo coloreó la rosa, supo que había
alcanzado la perfección y decidió comenzar a dibujar girasoles. En realidad se pinchó con un palillo, pero estaba muy obsesionada con las rosas y todo lo veía como rosas
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LA ROSA DIARIAClick here to edit. |