Cuando vio que por el mercado legal no funcionaba, decidió pasarse al lado oscuro: rebajó el bote de lágrimas con cuatro jarras de agua, subiendo a la vez el precio por bote. Con lo que recaudó en ese mes de estafa, Adela decidió comprar cinco toneladas de lágrimas en el mercado negro.
Pero el negocio salió mal: en lugar de cinco toneladas de lágrimas se las dieron de ácido sulfúrico.
Adela se dio cuenta cuando, en su desesperación por no poder llorar, se echó tres botes a la cara. Su esperanza por vivir se derretía a la vez que su cara.
Así Adela Grimal falleció el día 13 de octubre de 2010, perdiendo la capacidad de llorar... y la de ser feliz.
Pero el negocio salió mal: en lugar de cinco toneladas de lágrimas se las dieron de ácido sulfúrico.
Adela se dio cuenta cuando, en su desesperación por no poder llorar, se echó tres botes a la cara. Su esperanza por vivir se derretía a la vez que su cara.
Así Adela Grimal falleció el día 13 de octubre de 2010, perdiendo la capacidad de llorar... y la de ser feliz.