Me enteré de que un malvado demonio llamado Satanás estaba cansado de verla sonreir. Él pensaba que al ver que su sonrisa no estaba en su sitio, se pondría triste pero al no ser así él se enfadó aún más y llamó a su hermana Fuego para que la ayudara. Ésta tuvo una malvada idea: haría que los amigos de la señora estuvieran bajo el control de Satanas. A él le pareció muy buena idea y así lo hicieron, pero tampoco funcionó, porque eran tan amigos suyos que ningún hechizo se les podía hacer para convencerles. Todo lo que hacían estaba siendo en vano así que se rindieron y le devolvieron la boca a su sitio. Ellos se disculparon y la señora prometió sólo reirse de vez en cuando para que todos estuvieran cómodos.