Abrió los ojos y apareció una especie de fantasma pálido y cansado. Él se asustó al ver al fantasma delante de él. Le preguntó que si tenía la agenda del señor Gerardo Diego. Cuando se lo preguntó el fantasma le dijo que si era de tapa azul. Era de tapa azul y se la dio a la entidad que desapareció al momento de dárselo. Al día siguiente, el vecino le dio las gracias por darle la agenda que había perdido hace unas semanas. No tenía ni dea de cómo le había devuelto la agenda. El señor le dijo: se lo diste a mi fantasma personal. Y así es como la agenda encontró a su dueño.