Un diecinueve de mayo el profesor de matemáticas recibió la mayor noticia de su vida: su mujer estaba embarazada. El corazón se le embriagó de alegría y su esposa y él celebraron en acontecimiento. A partir de aquí, dejó de pensar en los números como una simple cifra y en las fechas como una secuencia de números.
Dejó de estar estresado por el trabajo y se dedicó a su hija, que nació el diecinueve de febrero del año siguiente.
Unos días después, cuando le preguntaron por la fecha de nacimiento de la niña, dijo:
- Ha nacido el diecinueve.
A partir de ahí, no tuvo problemas con ningún número, y vivió feliz recordando, de vez en cuando, que la felicidad resuelve cualquier problema.
Dejó de estar estresado por el trabajo y se dedicó a su hija, que nació el diecinueve de febrero del año siguiente.
Unos días después, cuando le preguntaron por la fecha de nacimiento de la niña, dijo:
- Ha nacido el diecinueve.
A partir de ahí, no tuvo problemas con ningún número, y vivió feliz recordando, de vez en cuando, que la felicidad resuelve cualquier problema.